Luis Carrera Smith y el Tunel Las Raíces (actualizado Julio 2011)



Plano de la Licitación del Tunel Las Raíces

He aquí el plano del trazado del Tunes Las Raíces, antiguo túnel ferroviario de 4.528 mt. de largo y 4.70 mt. de ancho, que atraviesa la Cordillera de Las Raíces. Comenzó su construcción en 1930 para unir los Océanos Pacífico y Atlántico, desde Lebu en la Región del Biobío en Chile hasta Bahía Blanca en la República Argentina, trayecto que nunca fue terminado. Comenzó a operar en 1939.

Luis Carrera Smith, bisnieto de José Miguel Carrera y padre de la ex-senadora María Elena Carrera estuvo a cargo de las obras.
Los primeros documentos consultados que hacen mención a las obras del Túnel datan de 1899, en relación a la necesidad de ferrocarriles trasandinos, en los que el boquete de Curacautín, Lonquimay se presentan como posibilidades marginales. Ya hacia 1909, considerando la política del gobierno de ocupación de espacio limítrofes con el fin de marcar la soberanía se hace mención a trabajos con relación al ferrocarril Púa Curacautín, futuro Ramal Púa Lonquimay.

Hacia 1920 se obtuvieron los fondos para poder continuar los estudios de trazado que se concretarían entre enero y marzo de 1923, y que dieron por resultado 140 kilómetros de trazado. 152 kilómetros de longitud tendrá finalmente el ferrocarril, desde Curacautín a Mallín chileno. Los doce kilómetros restantes a la cordillera de las Raíces, se estudiaron en terreno a comienzos de 1922, realizándose los planos de dicha sección.

Las Memorias del Ministerio de Industria y Obras Públicas de 1929 dan cuentan de la propuesta aceptada de Lavenas y Poli S.A. para la ejecución de la obra de Construcción del Túnel De Las Raíces, se indica que ello sucede con fecha 17 de octubre de 1929 por parte de la Dirección General de Obras Públicas. Se plantean como plazo para las obras 36 meses a contar del 31 de octubre de 1929.
Las faenas se inician en el mes de noviembre de 1929, con la etapa de adquisición de los elementos necesarios para el trabajo y el mejoramiento del camino público entre Curacautín y Lonquimay, debiendo además construirse un camino particular que une el camino público y Boca norte y otro entre el camino público que conduce a Lonquimay y Boca Sur.

Para la época estos caminos nuevos eran los únicos en mejor estado pues los caminos públicos gran parte del año eran intransitables para vehículos motorizados fruto de la excesiva lluvia y nieve, y la dificultad de encontrar material adecuado para su conservación.

Se estimó en el plan de trabajo los meses de noviembre y diciembre de 1929 para asegurar las comunicaciones, caminos y teléfonos. En los 2 primeros meses del año estarían levantados parte de los campamentos y se iniciaría la instalación de la maquinaria. Seis meses después de firmado el contrato se estaría en condiciones de iniciar de lleno las perforaciones avanzando 5 metros diarios por cada lado.

Su construcción, fue un trabajo muy complicado considerando las dificultades que imponía la naturaleza al trabajo de trazado y al trazado mismo. Ondulaciones, quebradas, ríos y la propia Cordillera de las Raíces ponían a trabajar intensamente a los ingenieros en sus visitas a terreno. En el corte de acceso Boca Norte la capa de terreno de aluvión obligó a correr hacia el interior la Boca, para dejarla toda en terreno firme.

Se emplearía el procedimiento llamado austriaco para las perforaciones. Las galerías contarían con un sistema de enmaderaciones de tipo americano, empleándose maderas de coigüe, raulí y roble, elaboradas en aserraderos instalados en las cercanías del Boca Túnel. Por las herramientas que se contaban: perforadoras, martillos Jackhamen, compresores, ventiladores, chancadora, hormigonera, luz del campamento y otras, se necesitaba una fuerza motriz importante para ello se instalaron dos plantas hidroeléctricas que aprovecharon la energía producida por el Río Agrio en Boca Norte y el Río Blanco por Boca Sur. Con herramientas y energía apropiada para las necesidades se desarrolló la magna tarea de construcción.

Uno de los aspectos que más llaman la atención es la capacidad de la época para labrar el interior de la cordillera y extraer tal cantidad de material. Para ello se instaló una línea Decauville para el transporte de los desmontes con 125 carros especiales con tolvas bajas, otros con palancas para facilitar las maniobras y unos 50 de plataforma solamente. Estos convoyes eran arrastrados por locomotoras eléctricas de 6 toneladas de peso.

Los obreros están distribuidos en grupos que trabajan por turnos de 8 horas en diferentes funciones, entre ellos se encuentran los perforistas, enmaderadores, personal del tren, herramienteros, etc.Los trabajos más pesados recaían en los Paleros también llamados Marineros que debían cargar los carros para extraer el material de desmonte. Considerando lo dificultoso de este trabajo la jornada laboral era de 6 horas diarias.


EL DERRUMBE DEL TÚNEL LAS RAÍCES

El accidente se produjo a las 11 de la mañana del 17 de mayo de 1932, en momentos en que transita el tren con 15 carros de material de desmontes. En ese momento el palanquero Segundo Parra se da cuenta que una cantidad de agua y barro comienza rápidamente a tapar el tren y escurrirse hacia delante. El avance estaba a 1.111 metros de la Boca Norte. 42 obreros quedaron atrapados durante 4 días.
El personal directivo integrado por los señores Zanghellini, Pinilla, Carrera y el contratista Sr. Alejandro Sorensen elabora una estrategia de trabajo para llevar adelante el salvataje. Gran cantidad de trabajadores voluntarios participaron de las faenas. La comunidad expresando su solidaridad concurre a la zona, entre ellos los Bomberos de Curacautín que enviaron una bomba para colaborar en el rescate.


Señores Sorensen, Quiroz y Zhangellini

A las 12 de la noche del 20 de mayo el agua que escurría disminuyó. Aunque aún había una gran cantidad de barro que impedía el ensanche. Se trabajó por varias horas más para lograr rebajar el nivel del líquido por debajo de los marcos.

A las 2:30 Hrs. aproximadamente se informó que se había logrado establecer comunicación con los obreros encerrados y que todos estaban vivos. Inmediatamente se trasladaron al interior del túnel y se encontraron con los primeros rescatados, algunos de ellos caminando bajo sus propios medios. La mayor parte apoyados por sus compañeros seguían viaje al exterior en los carros Decauville. Solo a cuatro o cinco de ellos fue necesario trasladarlos en camilla. El teatro del poblado de Boca Norte se había preparado para la atención de los accidentados. La mayoría se retiró con sus familias. Solo unos 6 obreros prefirieron dormir allí. La empresa organizó un festejo para celebrar el feliz final de este episodio, en el cual la acción mancomunada logró el éxito esperado.

Obreros que participaron en el salvataje


DON PABLO MELO MELO


Me emociona pensar que con este relato contribuyo con un grano de arena a recordar a nuestros abuelos y antepasados que participaron en una de las mayores obras de ingeniería de la epoca en America Latina y cuya finalidad última nunca se cumplió, ya que no se termino la vía ferrea que iba a conectar ambos océanos.

Pero en realidad esto no es lo importante. Lo importante es el cariñoso recuerdo de nuestros antepasados.  Imaginarlos en sus tareas cotidianas; avanzando despacito, cavando las entrañas del monte; sintiendo con ellos el frio, la humedad y oscuridad del tunel junto al ruido de las maquinas y el esfuerzo humano; mirando con ellos los cerros coronados de araucarias y nieve; sintiendo con ellos el aroma de los leños crepitando en las cocinas, el suave calor de los hogares y el abrazo de los queridos al volver en la noche, acabada la faena.Somos tantos los que pasamos la vida en nuestros trabajos de los que con los años no queda nada.  Las empresas van desapareciendo sin pena ni gloria y con los años solo van quedando los recuerdos de los antiguos compañeros de trabajo, que de cuando en vez se juntan para rememorar.   Ya nada queda del contratista que hizo esta obra.  Probablemente ya no queda ninguno de los que trabajaron allí.  Pero si queda el legado tremendo de un larguísimo tunel que, de alguna forma misteriosa, conecta nuestros corazones.

Paso ahora a transcribir un lindo recuerdo de don Pablo, que me mandó su nieta, Marly Beltran, desde Neuquen, del otro lado de la cordillera.  Ella vivió en Malalcahuello cuando muy niña y recuerda haber entrado al túnel caminando con él y el relato de su abuelo sobre el derrumbe.


Don Pablo Melo

"Mi abuelo Pablo Melo Melo nacío en Rariruca el 2 de Abril de 1906. Empezó a trabajar a los 19 años.  Mientras trabajó en el túnel Las Raíces, vivió en Manzanar, Sierra Nevada y Malalcahuello, según cuentan mis tíos.

Después que se terminó el túnel, el siguió trabajando en la reparación de los cimientos y vías durante 25 años, en donde se jubiló como ferroviario. Su familia la formó en Boca Norte. Fue padre de diez hijos, a los cuales crió con mucho esfuerzo.

Murió a los 87 años, el 8 de agosto de 1993 en Santiago de Chile.

El recordaba esa época con mucho orgullo. Decía que ese túnel se hizo con mucho esfuerzo y dedicación. Que tenían que trabajar de día y noche soportando fríos y humedad. Su trabajo consistía en llenar los carros con las piedras que sacaban con palas y picotas. 

Mi abuelo me contó de un derrumbe causado por las explosiones que usaban para agujerear el cerro. En ese derrumbe él se quebro un brazo.

El túnel en esos años tenía mucha filtración por el techo y costados.  Cuando pasaba el tren, el agua se deslizaba por los vidrios de los carros y se podía sentir el frio que emanaba del túnel. 

A cada tantos metros había (y hay) unas pequeñas cavidades en que entra un hombre, porque, cuando reparaban el túnel, tenían que protejerse del tren.  Casi a la mitad del túnel hay un espacio mas grande, que lo usaban como depósito para guardar las herramientas. Le digo esto, porque yo entré a ese túnel con el caminando.

Era un hombre muy trabajador, es una de las cosas que me hace sentir muy orgullosa de él. Tiene y tendrá un lugar muy grande en mi corazón por ser quien fue."


Fuentes: Fernando Koch Suazo http://www.atinachile.cl/node/10857
              Marly Beltran Melo  gume.tintito@hotmail.com

Fotos: Archivo Maria Elena Carrera

































Comentarios

  1. Excelente blog, las fotos, la historia, la narración.

    Gracias Rodrigo Vergara.

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  2. es emocionante ver la las imagenes de quienes dieron todo para el surgimiento de esta nacion en esos años y a puro ñeque sacar adelante un hermoso proyecto como este y que nos veneficia hasta hoy,bonito relato de los hechos,saludos desde Quellon pero soy de Curacautin.
    Alejandro

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  3. Mi abuelo Carlos Araneda fue uno de los trabajadores que estaba en ese momento en el tunel, una hisotoria que siempre se cuenta en mi familia.

    Raul Rojas Montalban.

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  4. Que tremenda detencion en la historia ancestral...
    ¡Se te agradece!

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  5. Maravilloso, mi abuelo paterno participó en la construcción del tunel y los terrenos de la familia están a un costado de la entrada norte del tunel, gracias por traer información e imágenes tan importantes y saber que mi abuelo estuvo en una obra tan importante para este país.

    Muchas gracias.
    Giovanna Reyes
    govireyes@hotmail.com

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  6. fidel castro
    excelente la historia muchas personas no tienen idea de la magnificencia de lo que se ha creado en chile es uno de los tuneles mas grande de sudamerica y lo tenemos en nuestro pais que la riqueza de nuestro pueblo perdure por siempre,
    un abrazo

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  7. MI ABUELO, PABLO MELO FUE UNO DE LOS TANTOS QUE TRABAJO EN EL TUNEL. PERSONAS TODAS ALMIRABLES.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. ES LINDO LEER HISTORIAS QUE NOS UNE, A PESAR DE NO CONOCERNOS. TENIENDO EN COMÚN, RECUERDOS Y VIVENCIAS DE NUESTROS SERES QUERIDOS. YO SOY NIETA DE PABLO MELO MELO, QUIEN FUE UNO DE LOS TRABAJADORES DEL TÚNEL.VIVIMOS MUCHOS AÑOS EN MALALCAHUELLO Y DESPUÉS EN CURA CAUTÍN.SALUDOS Y GRACIAS. PARA EL QUE QUIERA COMUNICARSE. GUME.TINTITO@HOTMAIL.COM

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  9. Agradezco sus comentarios y me emociona pensar que con este relato contribuyo con un grano de arena a recordar a nuestros abuelos y antepasados que participaron en una de las mayores obras de ingenieria de la epoca en America Latina y cuya finalidad última nunca se cumplió, ya que no se termino la via ferrea que iba a conectar ambos océanos.

    Pero en realidad esto no es lo importante. Lo importante es el cariñoso recuerdo de nuestros antepasados.  Imaginarlos en sus tareas cotidianas; avanzando despacito, cavando las entrañas del monte; sintiendo con ellos el frio, la humedad y oscuridad del tunel junto al ruido de las maquinas y el esfuerzo humano; mirando con ellos los cerros coronados de araucarias y nieve; sintiedo con ellos el aroma de los leños crepitando en las cocinas y el       suave calor de los hogares y el abrazo de los queridos al volver en la noche, acabada la faena.   

    Somos tantos los que pasamos la vida en nuestros trabajos de los que con los años no queda nada.  Las empresas van desapareciendo sin pena ni gloria y con los años solo van quedando los recuerdos de los antiguos compañeros de trabajo, que de cuando en vez se juntan para rememorar.   Ya nada queda del contratista que hizo esta obra.  Probablemente ya no queda ninguno de los que trabajaron alli.  Pero sí queda el legado tremendo de un larguísimo tunel que, de alguna forma misteriosa, conecta nuestros corazones.

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  10. MIS RESPETOS A DON PABLO, CRUCE MUCHAS VECES ESA, SU OBRA ARKITECTONICA , LO FELICITO .

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    1. Marly Beltrán Melo13/11/12 2:22 a.m.

      Gracias señor Luis Cerda por sus felicitaciones. Es un orgullo saber que hay personas como usted que reconocen semejante obra, que es el Túnel las Raíces, un legado que nos han dejado nuestros queridos abuelos.

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  11. Me permito a través de unas pocas palabras felicitar a todos los trabajadores que hicieron de este reto, un gran logro, aunque Don Juan Crocco indica que la finalidad última no se cumplió, mi parecer es que si se cumplió pues atravesando el túnel de Las Raices, hoy se llega a cualquier parte de Argentina, en mi infancia atravesamos muchas veces en tren desde Curacautín a Lonquimay y viceversa, haciendo también maldades de niños como abrir ventanas para que el humo de la locomotora entrara al interior de los coches, hace solo una semana lo volví a hacer pero esta vez en mi auto, recordando solo mi niñez sin pensar en aquellos chilenos que dieron lo mejor de sí para dejar este legado a la humanidad, muy bonito relato, un saludo desde San Pedro de la Paz aunque soy nacido en Curacautín.

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  12. Gracias Juan Crocco, por esta hermosa conexión con el pasado, con historias que nos llenan el corazón de orgullo y nostalgia de nuestros antepasados, personas de esfuerzo que sin grandes avances tecnológicos, lograron avanzar en este proyecto.
    tuvimos la dicha de conocer con mis niñas, hace 12 años.
    Gracias por el relato, la pasión y amor por la historia.

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